Convivir con otros. Enseñanzas del Budhha para no morir en el intento.

Convivir con otros. Enseñanzas del Buddha para no morir en el intento.

Las relaciones desempeñan un papel importante en nuestra experiencia humana y, aunque son fuente de alegría, también pueden generar angustia o preocupación. Numerosos estudios demuestran que las personas con mejores relaciones viven más y con mejor salud, pero a menudo supone un reto. De un modo u otro, las relaciones nos instan a crecer en nuestra autoconciencia, es decir, en el conocimiento de uno mismo. 
 

Escribe Isabel Ward para Yoga en Red

Convivir con otros. Enseñanzas del Buda para no morir en el intento

Gnóthi seautón, conócete a ti mismo, aparece inscrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos. Y es que tal como dicen los filósofos griegos o las corrientes dhármicas (hinduísmo, budismo,
jainismo o sijismo) sin el adecuado conocimiento, ya podemos desear cualquier cosa o hacer peticiones a los dioses, que el fruto de nuestro discernimiento saldrá distorsionado.

 

Buddha dice: «ámate a ti mismo y observa. Hoy, mañana y siempre». Nos guste o no, somos la persona más relevante en nuestra vida. Por tanto, aprender a convivir con nosotros mismos es esencial para poder convivir con los demás. Eso significa, aprender a gestionar nuestra emociones así como conocer nuestras fortalezas, debilidades, aspiraciones y necesidades.

 

El conocimiento de sí mismo es la clave del desarrollo personal y de las relaciones positivas. Para ello, Buddha enseñó que había que pulir tres tipos de joyas: el Buddha, el Dharma y la Sangha.

Estudiar la vía del Buddha es estudiarse uno mismo. Estudiarse uno mismo es olvidarse de uno mismo. Olvidarse de uno mismo es que los diez mil dharmas te hagan despertar. Que los diez mil dharmas te hagan despertar es abandonar cuerpo y mente, y cuerpo y mente de todo ser.

Genjo Koan

La 3 joyas

En cada uno de nosotros hay un Buddha que espera ver la luz y alcanzar la mejor versión de nosotros mismos. Sin duda, acercarnos, escuchar y aprender de personas que nos inspiran, ayuda a despertar todo nuestro potencial. Hay budeidad dentro y fuera de nosotros. Solo tenemos que
abrirnos hacia el comportamientos y el conocimientos de otros.

 

El Dharma es la enseñanza correcta, aquella que tantos hombres y mujeres nos han dejado a lo  largo de la historia y de la misma vida, que mirada con atención plena, nos va enseñando un mundo de infinitas posibilidades.


Sangha es una comunidad de personas dedicadas a la búsqueda espiritual. Sin embargo, en la vida cotidiana establecemos muchos tipos de  comunidades: la pareja, la familia, el vecindario, el trabajo… ya sea espiritual o socialmente relacionarse requiere de cierto arte.

 

Buddha dijo que el corazón de la Sangha es kalyana mitratá: amigo espiritual. En esta línea un gran maestro budista Thich Nhat Hanh describe la sangha como una «comunidad amada». Según este maestro no necesita ser budista para formar una Sangha. Los amigos espirituales son las
personas verdaderas, virtuosas, rectas, honestas y llenas de bondad. Cada uno aporta lo que sabe o tiene y lo pone en beneficio de los demás. ¿Te imaginas que con cada grupo de personas con quienes nos relacionásemos nuestro objetivo fuera servir y alegrar?, ¿qué cambio se produciría en nosotros mismos?


Uno de los mayores secretos de la felicidad en la vida es la amistad porque nos ayuda a tener una existencia más rica e interesante. Y así el Buda se lo explicó a su discípulo Ananda.

La enseñanza que el Buddha dió a Ananda

Un día Ananda y Buddha estaban sentados solos en un cerro, mirando juntos al valle del Ganges. Esa tarde, Ananda compartió sus reflexiones y sus observaciones profundas con él diciendo.


“Querido y respetado Maestro, me parece que la mitad de la vida espiritual es una buena amistad”. Buddha lo corrigió rápidamente: “¡No es así, Ananda! ¡No es así, Ananda!” Probablemente Ananda no estaba esperando esa respuesta, pero el Buddha le ofreció una enseñanza poderosa: la amistad verdadera es la vida espiritual completa.» Cuando un monje tiene una buena vida y una buena compañía, se espera que alcance el verdadero conocimiento y con él la verdadera felicidad.

 


Pero, ¿por qué nos cuesta tanto crear relaciones positivas?

No camines detrás de mí, no te guiaré. No camines delante de mí, no te seguiré. Solo camina a mi lado y sé mi amigo

Albert Camus

El karma

Las personas con las que tenemos una relación (amigo, pareja, padre, madre, hermanos, etc.) tienen una razón para estar en nuestras vidas y nosotros tenemos una razón para estar en las suyas. Ni son accidentales, ni arbitrarias. Mas bien responden a una ley de causa y efecto. Esto es, el karma. En ellas podemos encontrar las mayores enseñanzas y el modo de superar nuestras limitaciones.


Karma es acción. A través del lenguaje del cuerpo, del habla o de la mente interactuamos con los demás. En nuestras acciones hay una intencionalidad y generamos una potencialidad. Cuando generamos generosidad activamos un tipo de energía muy distinta a cuando generamos dolor o sufrimiento. Eso es el karma, el flujo de acontecimientos que generamos, consciente o inconscientemente a través de nuestras acciones.


Las enseñanzas y la práctica nos enseñan a cultivar acciones positiva. Los amigos espirituales y una buena comunidad nos ayudan a lograr un gran avance y sin duda a despertar nuestra percepción y a ver las cosas con mayor claridad.

Una de las cualidades más bonitas de la amistad verdadera es comprender y ser comprendido.
Séneca.

La amistad multiplica el bien de la vida y divide el mal».
Baltasar Gracián